En los rápidos

En fin... el hombre sabía lo que hacía y sabía que queríamos divertirnos y debía proporcionarnos ese placer. No sé cómo explicar la sensación de ir con la corriente entre tantas rocas, grandes rocas! y hermosas, de todos los tamaños, y sentir cómo te deslizas en las pequeñas cascadas que se forman en ese transcurso y levantar la vista y ver esas montañas a ambos lados llenas de árboles, y si prestas atención escuchar las aves cantando como si se tratara de la presentación de sus vidas.
No fue tan fácil! primero fue vencer el miedo a la posibilidad de una caida, segundo aprender los comandos y hacer los movimientos que el guia nececitaba para no quedar atrapados entre las rocas, y usar ese casco y el salvavidas que aunque te prestan seguridad tambien pueden ser incómodos.
Ni qué decir del dolor de cuerpo al día siguiente, pero la experiencia es de las mejores.
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